"En el principio existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio junto a Dios, todo se hizo por ella y sin ella nada se hizo"Jn 1,1-3b

domingo, 22 de diciembre de 2013

Él se ha encarnado

Mt 1,18-24

Todos estos domingos de adviento nos han venido proponiendo temas y figuras a través de las cuales reflexionar nuestras actitudes de cara al acontecimiento de la natividad de Jesús, hoy a tan solo días de rememorar aquel momento único en la historia las palabras de Pablo hacen un eco profundo en el corazón de cristiano “a vosotros gracia y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (Rm 1,7).

El evangelista Mateo es muy breve al presentar el tema de la encarnación, comparándolo con Lucas que es quien más se detiene en ello. Mateo abre su evangelio mostrando las raíces judías de Jesús y su clara descendencia del trono de David, pero en el versículo 16 del primer capítulo hace una pequeña variación, no pone a Jesús como descendiente de José, sino de María de quien dice Mateo, nació Cristo. Allí en ese pequeño juego de palabras ha escondido Mateo el misterio de la encarnación, Jesús no ha dependido de José para nacer, porque es el Cristo, José asume la misión de darle identidad social a Jesús, una identidad que le ubica en línea con David, pero que no agota todo lo que Jesús es. La encarnación, escondida en ese v.16 queda reafirmada más adelante cuando se dice que María “se encontró en cinta por obra del Espíritu Santo” (v.18c). De esta forma Mateo nos presenta como Dios se encarna y se hace parte de nuestra realidad.

Mateo le da más protagonismo a José que a María, es un tema estratégico del autor, que desea reafirmar el linaje davídico de Jesús frente a la comunidad que lee su evangelio, sobre todo a la luz de las palabras de Isaías y lo reafirmará con la profecía de la doncella “la doncella concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel” Is 7,14b. Al respecto la mayoría de las versiones latinas han traducido “la virgen”, tomando como base la traducción de la Biblia de los LXX, sin embargo el texto hebreo original menciona la palabra ´almah que significa: doncella o joven recién casada.

Sin entrar en los detalles de la discusión, lo cierto del caso es que José comprende lo que está sucediendo en María y asume la responsabilidad del hecho y hasta ahí llega Mateo el tema de José; si prestamos atención entonces para Mateo el tema no es tanto el papel de María o de José, sino lo que el acontecimiento mismo representa y que lo define el nombre que el ángel le revela a José: Emmanuel. Lo relevante no son los padres, lo relevante es que “Dios está con nosotros”.

El misterio de la Encarnación del Verbo no pasa por la humanidad de sus padres, sino por el momento en donde Dios Hijo desde siempre existente asume nuestra totalidad humana y siendo verdadero Dios y verdadero hombre, viene a traernos el Reino de Dios a nosotros, como muestra del amor eterno del Padre que no duda en entregar a su único Hijo.

Hoy, en medio de la convulsionada sociedad, se ha perdido de perspectiva el hecho de que Dios se haya encarnado, pasa casi como un imperceptible, como si fuese un nacimiento más; en medio de las luces, los regalos y el liberalismo de consumo, La Encarnación ha dejado de ser asumida como el hecho de “Dios con nosotros” casi acomodándolo a un “nosotros con Dios”.

Hay un temor terrible de enfrentar la pregunta ¿Cómo tu Dios siendo quien eres has podido asumir nuestra condición humana?, y mientras que los cristianos la evadimos, otros racionalistas se deleitan atacando nuestra incapacidad de dar respuesta o bien los más fanáticos religiosos se contentan con respuestas que rayan la heterodoxia más sublime.

El P. González de Cardedal aseveraba que “… la encarnación inicia en el seno de María y finaliza con los brazos extendidos de Jesús en la Cruz”; es decir lo que rememoramos en navidad no es solo el acontecimiento puntual del nacimiento del Verbo sino que recordamos su vida, toda ella, la vida de Dios mismo entre nosotros. No puede entonces sino entristecer el hecho de ver tanta cosa banal alrededor de tan hermoso momento.

Pero depende de usted y de mí que pueda ser diferente; depende de usted y de mí que realmente celebremos el hecho de Dios mismo que se dona por nosotros, que logremos trascender de lo simplemente material a la acción de amor que el acto merece, ahí con los suyos sepa recordar lo realmente importante; no se trata del cumpleaños de Jesús, se trata de ese momento que cambió nuestra historia, el momento mismo en que el tiempo dejo de correr y se detuvo para insertarnos en la eternidad de Dios.
 

¡Feliz Navidad Amigos, Una feliz y VERDADERA Navidad!

 Paz y Bien,

JAVC

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