Un pequeño aporte al Evangelio de
ayer domingo (Lc 19,1-10)
La historia de Zaqueo solo la
cuenta Lucas, y lo hace con la genialidad y magistralidad que su pluma tiene a
la hora de contar la vida de Jesús. Jesús sigue camino a Jerusalén, eso es el
evangelio de Lucas un constante caminar y aplica a Jesús esa idea, lo ubica en
Jericó una ciudad hacia el noroeste del Jordán y que está a unos 23 kilómetros
de Jerusalén, de hecho es la última ciudad que había que cruzar antes de llegar
a la Ciudad Santa, es decir el encuentro entre Jesús y Zaqueo se da en el
último momento, pero la cosa es, que se da.
Muchas son los elementos que
llaman la atención de este texto, quiero compartir tres de ellos:
·
El hecho que Zaqueo sea un publicano, peor
aún el jefe de los publicanos. Recuérdese que los publicanos eran los
judíos que servían al imperio romano como cobradores de impuestos, nada
traicionaba más la identidad judía que trabajar para el imperio. Los publicanos
seguían las leyes romanas que entre muchas cosas indicaban que si un judío no
podía pagar los impuestos debía pagar con sus bienes y en algunos casos con sus
hijos, en otras palabras, le robaban a sus mismos hermanos, por eso luego
Zaqueo querrá enmendar su pecado; recordemos también que el mismo Jesús había
ya hablado fuerte de los publicanos, léase Mt 5,46. En todo caso Jesús tenía
consigo un ex - publicano, Mateo.
·
Jesús le llama por su nombre. El
ejercicio es interesante, Zaqueo sabe que Jesús está en la ciudad y le busca,
pero es muy pequeño, hermosa imagen que usa Lucas para mostrar que en ocasiones
el pecado parece disminuirnos ante los demás; Zaqueo lucha por ver a Jesús y se
sube en un sicómoro, que es una higuera salvaje, nada cómoda de paso, lo que
muestra que el pecado siempre ha de poner dificultades a quien desea la
conversión. Jesús vuelve su mirada sobre Zaqueo y lo llama, como si lo conociera
de mucho tiempo y lo interpela “Zaqueo, baja pronto”, Jesús le llama a salir de
esa posición incómoda en el sicomoro y encontrarse con él; hay una palabra
escondida “es preciso que hoy” o en algunas traducciones “conviene que hoy”, el
verbo utilizado en la versión griega es “dei”, este verbo solo es utilizado
cuando se desea manifestar una voluntad divina y diferenciarla de un deseo
humano. Cuando Jesús le dice a Zaqueo “es preciso (dei) que en tu casa me quede”
no es un deseo simple es una parte fundamental del texto pues Jesús ya conoce
el corazón de Zaqueo ya sabe porque trabajó tanto para llegar a la higuera
salvaje y quiere responder a la fe de Zaqueo, Jesús se queda con Zaqueo no
porque este lo buscase, sino porque Jesús lo llamó.
·
El efecto de la ley de la restitución: A
lo largo del Pentateuco la ley establece el castigo que debía de imponerse a
alguien si robaba algo a un hermano (cf. Ex 22,1.3.6; Lv 5,21-24; Nm 5,6-7)
solo para dar un ejemplo en Ex 21,37 dice “Si uno roba un buey o una oveja y
los mata o vende, restituirá cinco bueyes por el buey y cuatro ovejas por la
oveja”. Lo que Zaqueo hace al decir “Señor voy a dar la mitad de mis bienes a
los pobres; y si en algo defraude a alguien, le devolveré cuatro veces más”, no
es una ocurrencia porque Jesús estaba con él, Zaqueo conoce la Ley y
conociéndola con tal de recibir el perdón está dispuesto a hacer más de lo que
la ley le pide, incluso la ley romana. Jesús conocedor también de la ley se da
cuenta de la sinceridad de Zaqueo, quien está dispuesto a ir más allá y lo
premia con lo más sagrado para un judío, volver a ser llamado “Hijo de Abraham”,
era por ese honor de ser hijo del gran patriarca que se entraba dentro de la
Alianza con Dios, y Jesús “restituye” ese honor en la casa de Zaqueo, es el
premio por su sincera conversión.
Al margen del texto quedan
quienes al ver a Jesús entrar con Zaqueo a su casa no tienen más que palabras
de repudio “Ha ido a hospedarse a casa de un pecador” (v.7b) a quien Jesús en
la pluma de Lucas responde con sutileza de forma indirecta cuando dice Jesús
hacia el final del texto “el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que
estaba perdido” (v.10).
El pecado nos ata, nos contiene
nos hace incapaces de vivir la gracia de Dios porque nos disminuye (nos hace
pequeños como Zaqueo), para superarlo es necesario entrar en un camino difícil
en el que hay que subir higueras o escuchar la crítica de los demás, pero
cuando la decisión de conversión está tomada y se lucha por ella, lo siguiente
es el llamado que Cristo nos hace por nuestro nombre, y allí entonces la
voluntad salvífica de Dios (dei) se quedará con nosotros para siempre, a cambio
de estar dispuestos a un cambio de vida total (hacer más de lo que se pide,
como hizo Zaqueo).
El encuentro personal con Cristo
no es emoción de un momento, es un “algo” tan impactante que marca a quien lo
vive para siempre, es un “algo” que no puede describirse solo vivirse; Zaqueo
en su libertad toma la iniciativa de ir a buscar a Jesús y antes de que él lo
encuentre ya Jesús lo estaba llamando por su nombre, porque Cristo nunca se ha
ido, solo se aparta mientras que nosotros no queramos que este, pero cuando
nuestro corazón sale a buscarle inmediatamente Él nos llama por nuestro nombre.
El perdón existe para todos, hoy
quizás no hablemos de publicanos, pero ciertamente existen otros grupos que
marginamos, los hacemos sentir que Dios no tiene amor para ellos por su pecado,
los diferenciamos de nosotros, los invisibilisamos por su pecado, hacemos las
veces de ese pueblo que se escandalizó cuando Jesús entra a casa de Zaqueo,
porque es fácil pensar en que Dios ama y perdona a quien piensa como yo, pero nos
es difícil aceptar que lo haga con quien “es diferente”, razón lleva el Papa
Francisco al decir “Cuando alguien se acerca a la Iglesia debe encontrar las
puertas abiertas, no fiscales de la fe”.
Valdrá la pena, reflexionar a
partir de esta bella historia de Zaqueo, no para martirizarnos por ser “tan
viles y míseros pecadores” discurso que lamentablemente hoy se escucha aún
entre los cristianos, olvidando la gracia de la salvación que ya opera en
nuestras vidas, sino más bien dando un tiempo para analizar cuanto muestro
diariamente mi experiencia con el Resucitado, cuanto estoy dando por ello o
será que ya me acomodé y estoy en una zona de confort; pero creo que uno de los
llamados más importantes es a analizar que actitud estoy tomando con aquellos
grupos que quizás pensando diferente a mí, también tienen derecho a ser amados,
tomando las palabras de Francisco PP. ¿estaremos siendo fiscales de la fe?.
Dios nos conceda la sabiduría
para como Zaqueo vivir intensamente la experiencia de su amor.
Paz y Bien
JAVC.
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