"En el principio existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio junto a Dios, todo se hizo por ella y sin ella nada se hizo"Jn 1,1-3b

lunes, 7 de octubre de 2013

Cuidado con el "pobre"

La liturgia Católica – Romana, propuso para el domingo 06 de octubre como evangelio el texto de Lc 17, 5-10. Para ser honesto desde que leí la primera vez el texto, había algo que parecía que no encajaba bien en la continuidad de la lectura.

Los vv 5-6 pertenecen a un fragmento propio de los sinópticos que Lucas está reelaborando y que no tiene continuidad alguna con los vv 7-10, saberlo es sencillo, en tanto estos versículos finales pertenecen solo a Lucas; por ello tratar de forzar una idea como si ambos textos fuesen un continuo sería poner al texto a decir algo que realmente no dice.
Así las cosas, ayer se leyó el texto del “Poder de fe” y la parábola del “Servidor humilde” que pertenecen al conjunto de Lc 17,1-10 que se ubican junto a un conjunto de sentencias que Jesús está dando a sus Discípulos hasta 17,4 y a partir de 17,5 a los Apóstoles. Estas sentencias solo pueden ser comprendidas dentro del espectro social que Jesús conocía. [1]

El texto del poder de la fe, es más conocido y sus pocas palabras le hacen fácilmente entendible y creo sin temor a equivocarme que todos hemos siempre comprendido el mensaje. Solo quisiera agregar dos elementos que me parecen interesantes. Lo primero es la traducción al castellano “Si tuvierais una fe como un grano de mostaza” el texto origjnal no lo pone como una posibilidad sino que afirma la condición de fe de los apóstoles “si tenéis”, Jesús no parte de la necesidad de aumentar la fe, sino de la fe que ya se tiene; el segundo elemento es cuando se dice “habríais dicho”, de la misma forma el texto griego quiere decir “diríais” pero bajo una construcción “irreal” es decir como poco posible que suceda [2]. Jesús no reprocha la solicitud de aumentar la fe, quien de nosotros no necesita eso, todos lo necesitamos, lo interesante es que la pedagogía de Jesús no parte de lo negativo, es decir de creer que con nuestra fe no podemos, el texto en su esencia original nos propone a Jesús pidiendo que reconozcamos que hay una fe en nosotros que es importante reconocer y no minimizar, cayendo en ocasiones en extremos. La fe es un don bautismal, se tiene en plenitud como don y gracia, es lo que hagamos lo que demostrará que se tiene, y es lo que les enseña Jesús, no es solo pedir fe, es actuar como alguien que la tiene (mover la montaña), en ocasiones esperamos que el aumento en la fe sea una sensación bonita por dentro pero me parece que Jesús es más que claro, sino reconoces que ya tienes fe y empiezas a servir con esa fe que tienes difícilmente la verás aumentada.
En todo caso no era allí que quería centrarme, sino más bien en la parábola del “Servidor Humilde”. Este texto como ya se dijo pertenece solo a Lucas, es decir no se encuentra en ningún otro Evangelio. No existe duda de que Jesús se está refiriendo a una situación real de su contexto (como en general lo hace en todas las parábolas) y que sus oyentes comprenden bien lo que se dice, la siguiente frase nos puede dar mayor amplitud a la idea «Esta situación tomada de la brutal realidad de la vida cotidiana sirve a Jesús para ilustrar una de las doctrinas fundamentales del evangelio, en la que se coloca en decidida oposición con la teoría farisea de la remuneración» [3]. El contexto no refiere solo a la esclavitud existente y al trato que recibían estos de sus amos, sino a la idea generalizada de que incluso en la vida espiritual y de fe (para enlazar con el texto anterior) si se hace algo bueno se merece lo bueno, la famosa “Retribución” que tanto confundió a Job y de la que el Eclesiastés se “burlará” constantemente, y que todavía hoy lamentablemente parece tan presente en medio de los cristianos.

La parábola no gira en torno al amo (aunque de v7 a v9 parece ser el personaje principal) sino más bien en torno al servidor, que debe cumplir su trabajo tal como es debido. Sobra decir que Jesús no está justificando la esclavitud y tampoco está queriendo igualar la actitud del amo a la de Dios, intentar esto último difiere mucho de la presentación como Abba (Padre) que Jesús hace de Dios e indiscutiblemente entraríamos en una contradicción.

Toda la parábola va a girar en torno a la palabra avcrei/oi, (argeioi) cuya traducción en muchas de las Biblias aparece como “pobre, inútil, mero, más que” entre muchas otras, siendo su uso más común “pobre” de forma que el texto dice “No somos más que pobres siervos”… Y aquí es donde se activa el ¡Cuidado! La traducción “pobres” es correcta si se le da su sentido esencial en el ambiente en que se usaba, no puede usarse en homologación a la palabra castellana que encierra a “alguien con poco o sin nada”. De hecho la mayoría de los diccionarios bíblicos griegos-español dan a esta palabra en el texto de Lucas la significación de “indigno de alabanza” pues no aparece más en toda la Biblia en esa forma, en la Biblia cuando la palabra se quiere usar de forma más despectiva se utiliza en otra declinación, por tanto “argeioi” en este texto de Lucas no es minimizante.

Es decir, Jesús no está desapareciendo el trabajo de los siervos lo está colocando en su debida sintonía. Y esto que parece tan simple, ha causado grandes problemas, me permito llamarle de “autoestima espiritual”, es decir gente que realmente siente que su trabajo cristiano es “pobre” “nada” “yo que nada soy” “yo que nada se” y otras frases inclusive más fuertes que se escuchan. El trabajo del siervo es importante pero no es un trabajo que deba buscar la alabanza sino la construcción. Para nosotros cristianos es igual, nuestro trabajo es importante, por ello Jesús llamaba a trabajar y construir desde la fe que se tiene para verle incrementada, por ello insiste tanto en la necesidad de hacer, “yo me voy pero ustedes harán cosas más grandes” (cf. Jn 14,12), si nuestro trabajo no fuese importante Jesús no lo promovería, pero lo cierto que nuestro trabajo no es para recoger sino para arar el campo.
 
Siervos pobres, son siervos que no esperan el reconocimiento, pero no por ello trabajan sin esmero, siervos pobres no son como los fariseos que esperan remuneración por los actos sino que trabajan porque se sienten amados por Dios. Pero los siervos pobres al sentirse amados, saben que su trabajo (quizás no indispensable) es importante porque es una invitación de Cristo. No se vale ser y hacer cristianos que sigan creyéndose “esclavos” cuando Cristo mismo así no lo quiso, no se vale seguir siendo y haciendo personas que minimizan su valor, modestias enfermizas, ¿puede ser?

Hemos entonces de reconocer que en nosotros está el don de la Fe, alta virtud, y que la forma de aumentarla no es pedirla como un acto mágico, sino ejerciéndola en oración y sobre todo en medio de los otros, moviendo montañas, aunque al inicio no parezca; ese es el trabajo del cristiano mover las montañas que le impiden a él y a los otros un seguimiento pleno de Cristo, la Fe alimenta con la fuerza del Espíritu y se alimenta en la caridad y nos mueve a la esperanza de que de aquello que se siembra, Él hará algo grande. Este trabajo no es una “pobreza” es algo grande pues viene dado por Cristo mismo que nos invita a trabajar, pero solo en la Fe podremos comprender realmente que aun así de importante como es el trabajo, la Alabanza no corresponde a nosotros sino a aquel de quien recibimos el don de la Fe y que nos permite trabajar, porque solo así podremos decir como en Evangelio “solo hemos hecho lo que teníamos que hacer” (v10c).

Paz y Bien,

JAVC
 

[1] Siguiendo la línea de trabajo de Yves Saout en “El evangelio según San Lucas”.
[2] Joseph Fitzmeyer plantea la tesis que se propone y ahonda en esta en su obra de cuatro volúmenes “El evangelio según San Lucas”

[3] Schmid Josef, “El evangelio según San Lucas”,p.388-389.

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