"En el principio existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio junto a Dios, todo se hizo por ella y sin ella nada se hizo"Jn 1,1-3b

lunes, 23 de septiembre de 2013

Apocalíptica IV

El libro del Apocalipsis

Como ya lo hemos leído las semanas anteriores, la apocalíptica gira en torno a dos temas generales: La Revelación, es decir la forma en la que Dios se va auto manifestando a lo largo de la historia y que tiene su máxima expresión en Cristo y por otro lado, la historia misma a la que el género apocalíptico está haciendo referencia.

En el caso del libro del Apocalipsis, la revelación es aún más cercana al acontecimiento de Cristo, pues es un libro cristiano, por tanto tal como se ha dicho incansablemente, el libro del Apocalipsis no puede decir nada más allá de lo que Cristo mismo haya revelado, porque entonces estaríamos en una contradicción. Por otro lado hay que decir con seguridad y simpleza a la vez que, el libro del Apocalipsis no narra (en historia estricta) otra cosa más que la esperanza del pueblo de ser liberados de la opresión del Imperio Romano.

Roma, su imperio, es sobre quien va a girar el acontecimiento de libertad que proclama el Apocalipsis para la Iglesia, la lucha entre el Bien (Cristo y su Iglesia, los mártires, entendidos como testigos de Cristo y la Iglesia Celestial) y el mal (Roma) desencadenan una serie de “luchas” espirituales en donde ciertamente parece imposible vencer a “La Bestia “ (Roma), pero, siempre hay un resto (144.000) que han de lograrlo, hasta que llegue la segunda manifestación de Cristo (mal llamada fin del mundo). Nótese entonces que en este párrafo he utilizado dos símbolos para representar en uno a Roma y en otro a los que se han de salvar, y eso es lo bello y complicado de este libro, la simbología, que a los más creativos les ha permitido hacer de esta palabra Apocalipsis sinónimo de fin, cuando lo que en realidad significa es “Revelación” y a los cristianos (Católicos y otros) justificar un determinismo exagerado, casi dejando al hombre sin posibilidad de decidir sobre su vida o de asumir la realidad como propia y no impuesta por Dios.

Indiscutiblemente el libro tiene como eje central la “Salvación” del pueblo, pero no es una salvación ajena a la recibida en y por Cristo, es la misma solo que aplicada a una situación de persecución y de ideologías falsas que trataban de hacer que los cristianos renegaran de su fe en Cristo. El Apocalipsis es un libro que alimenta la esperanza de aquella comunidad cristiana naciente, que necesitaba fortalecer su fe. Para ello el autor (desconocido de paso, por pseudonimia se le atribuye a Juan el apóstol) habrá de presentar como la Salvación recibida por Cristo requiere de la perseverancia, de la lucha en medio de las adversidades para luego poder estar presentes junto a Él (con el vestido blanco, se dirá en el libro).

En el Imperio romano, los cristianos no solo han encontrado sus mayores perseguidores, sino además el máximo ejemplo de lo que estos no debían hacer, sobre todo “idolatría”, y por ello el Apocalipsis estará cargado de una serie de imágenes que llaman la atención sobre este tema y lucha contra esto.

Por su fecha de composición (90 al 100 d.C), el Apocalipsis está escribiéndose en una época muy convulsa para Roma por lo que el carácter naciente y expansionista del cristianismo, es un peligro inminente. Nótese que el autor escribe a siete iglesias (simbología) de Asia, ya estamos lejos de la Jerusalén que vio nacer el movimiento original.

Un poco la experiencia pastoral me ha demostrado que un sano estudio de este libro requiere de entre 4 a 6 meses, por lo que ni siquiera intentaría decir algo al respecto por acá, más que simples apreciaciones muy personales entre las cuales quisiera expresar:

 
Å      A la fecha no he logrado encontrar el vaticinio de una sola catástrofe, sigo a la espera de alguien que en la correcta teología del libro pueda mostrarme el tema.

Å      Cada vez que tomo alguna parte del libro, no puedo dejar de ver como se apega a la doctrina del Evangelio y por ello me asusta el manejo irresponsable de tantos cristianos que sin darse cuenta (digo yo) atentan contra el dato Revelado.

Å      No logro entender las justificaciones de “Fin del Mundo” que se hacen a partir de la lectura del Apocalipsis, aunque igual estoy abierto a escuchar posturas y justificaciones coherentes.

Å      No soy de cine, pero creo que no es necesario para poder decir que no veo relación entre lo que el Apocalipsis dice y lo que algunas películas muestran; salvo que debo reconocer que hacen una lectura “literal” (salvo redundancia, si existe) muy buena, que si también se hiciera de otras partes de la Escritura, quizás (más seguro, diría yo) estaríamos en un mundo diferente.

Ha corrido la voz de que el Apocalipsis es una “Eucaristía”; creo que vale la apreciación. El apocalipsis no es una “Eucaristía” en su esencia, es decir el autor no escribió pensando en ella porque entonces adivinó; la estructura eucarística de hoy no es la misma de aquellas épocas, ciertamente dentro del libro hay “liturgias” que no es lo mismo que “Eucaristía”; que recientemente algunos autores, hayan querido realizar una hermenéutica en donde ajustan el texto al modelo “Eucarístico” es otra cosa, pero decir que originalmente el libro fue pensado así, está fuera de cualquier posibilidad.

En fin, el libro se las trae, y es responsable antes de una lectura parcializada, comprender lo que está sucediendo y lo que se está significando; no se vale, en este libro más que en ningún otro, la ignorancia por decisión, es decir, querer interpretarlo literalmente porque a conciencia no deseo informarme mejor sobre este, y menos aún se vale manipular a otros por lo que “el libro diga”, quizás esto último es más irresponsable que lo primero.

Apocalipsis, es un hermosísimo libro que nos da una gran catequesis sobre el seguimiento a Cristo Resucitado en medio de las tribulaciones y las dificultades de la vida; en él se encuentra un mensaje de esperanza que alienta la vida del cristiano y le completa al ligar nuestro paso por este mundo con la hermosa experiencia de contemplar a Dios en todo su esplendor; el mensaje sigue vivo en y para la Iglesia de hoy, en y para los cristianos de hoy.

 
Paz y Bien

JAVC.

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