La tercera parte de este
documento que hemos venido presentando, lleva por título “Misión de la Familia
Cristiana”. Esta parte es imposible de resumir en la extensión de los
comentarios de este blog, pues cuenta con 47 numerales, si lo estuviésemos
leyendo en Word serían aproximadamente 34 hojas, así que ni tan siquiera
pretenderé hacerlo, y llegaré a no más allá de compartirles algunas ideas.
Este documento puso en boca de
muchos una frase contundente ¡Familia,
sé lo que eres!, así con esa energía que le caracterizaba, Juan Pablo II
abrió esta parte, no es un consejo es un imperativo muy claro, y a ello se
lanzaría el Papa, a decir que es lo que debe ser la Familia, y así quisiera
también poder al menos puntualizarlo; parafraseando a Juan Pablo II, el
ejercicio sería así:
¡Familia se…
Comunidad de vida y amor, donde se experimente el designio
creador de Dios, pues la familia ha recibido la misión de: custodiar, revelar y
comunicar el amor.
Comunidad de personas, vivir con intensidad la comunión
entre sus miembros, de modo que la comunidad conyugal se haga presente en los
miembros de la familia. Es en este apartado donde se hace una exposición sobre
el tema de la indisolubilidad de tal comunión. Asevera el documento «Dar testimonio del inestimable
valor de la indisolubilidad y fidelidad matrimonial es uno de los deberes más
preciosos y urgentes de las parejas cristianas de nuestro tiempo».
Una nueva y original comunión, en esta comunión de la
familia debe perfeccionarse la comunión natural y humana que reside en
nosotros. El Espíritu Santo que habita en los esposados es la fuerza que
permite esa comunión sobrenatural en la familia.
Constructora de la dignidad de la mujer, la familia es el
equilibrio entre hombre y mujer, en ella debe de demostrarse la igualdad por
Dios querida, el amor de la familia no es posible si existen desigualdades
entre sus miembros. A la mujer en la familia el documento dedica una buena
parte de su exposición.
Aliento al hombre, esposo y Padre, ha de ver en la mujer la
realización del designio de Dios, solo en el camino del amor hacia la esposa y
los hijos, el esposo puede realizarse en su paternidad, es junto a la madre
garante de la unidad familiar.
Cuna de los derechos del niño, «En la familia, comunidad de personas, debe
reservarse una atención especialísima al niño, desarrollando una profunda
estima por su dignidad personal, así como un gran respeto y un generoso
servicio a sus derechos».
Cooperadora del amor de Dios Creador, en la fecundidad se
continua el designio divino de la Creación; Dios ha dado a hombre y mujer la
facultad de procrear y les ha hecho participes de ese Amor de Dios Creador. En
este capítulo se abre una brillante exposición sobre “La Iglesia en favor de la
vida”, que me parece es una lectura obligada de cara a los acontecimientos
sociales recientes que abogan por prácticas que pueden poner en entre dicho el
derecho a la vida como bien Divino y no como norma humana, así mismo presenta
algunos planteamientos sobre la vivencia de la sexualidad humana en los tiempos
actuales.
Célula primera y vital de la sociedad, «la familia constituye el lugar natural y el
instrumento más eficaz de humanización y de personalización de la sociedad:
colabora de manera original y profunda en la construcción del mundo, haciendo
posible una vida propiamente humana, en particular custodiando y transmitiendo
las virtudes y los “valores”».
Participe en el misterio de la Iglesia, «…a la vez que es fruto y signo de la fecundidad
sobrenatural de la Iglesia, la familia cristiana se hace símbolo, testimonio y
participación de la maternidad de la Iglesia», la familia refleja ese Ser de la Iglesia como Sacramento de Cristo, la
comunión familiar sigue la comunión de la Iglesia que se inspira en la comunión
de amor Trinitaria.
Participante de la liturgia y oración de la Iglesia, arraiga
el Reino de Dios en su participación sacramental, en la fuerza de su oración y
en la formación de una sociedad que tiende hacia Dios como máximo bien.
La familia cristiana, mientras
con la caridad edifica la Iglesia, se pone al servicio del hombre y del mundo,
actuando de verdad aquella «promoción humana», cuyo contenido ha sido
sintetizado en el Mensaje del Sínodo a las familias: «Otro cometido de la
familia es el de formar los hombres al amor y practicar el amor en toda
relación humana con los demás, de tal modo que ella no se encierre en sí misma,
sino que permanezca abierta a la comunidad, inspirándose en un sentido de
justicia y de solicitud hacia los otros, consciente de la propia
responsabilidad hacia toda la sociedad
Bueno hoy más que nunca estoy
seguro de haberme quedado cortísimo en la presentación del texto, quisiera
entonces motivar su lectura y profundización, sobre todo a aquellos que viven
ya el Sacramento, a quienes a él se preparan, los que su acción Pastoral les
acerca a las parejas y tiene la responsabilidad de guiarles.
Paz y Bien.
JAVC
Nota: En Cursiva lo que
se ha tomado literal del texto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario