Dejemos de lado esta semana las
cuestiones bíblicas y demos paso a un tema de la historia dogmática, me refiero
a la “herejía arriana”; en general los primeros siglos de cristianismo
estuvieron envueltos en una serie de discusiones que permitieron ir conformado
lo que la Iglesia (Católica) cree y profesa hoy y que luego otras
denominaciones religiosas también asumieron. No fueron discusiones sencillas,
en su mayoría fueron debates y “luchas” teológicas de gran profundidad, puede
decirse sin problema que a partir de las herejías se fue construyendo el
sistema dogmático cristiano.
Las herejías se presentaron en
diversos campos como el bíblico, el trinitario el cristológico entre otros y
siempre su principal característica podría asumirse como un error
interpretativo del dato revelado por Jesucristo a la hora de explicar un tema
de la fe.
En el campo cristológico se
presentaron varias herejías, una de ellas le perteneció a Arrio quien nace en
el año 260 d.C y crece en Antioquía bajo la tutela de Luciano de Antioquia
profesor de Sagrada Escritura y quien muere mártir en el 312.
En general los cristianos y en
particular en el credo católico se profesa “…Creo
en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de
todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre…” la última idea es
fundamental pues es la base del sistema doctrinal; Jesús no es creado por
voluntad ocasional de Dios, a Dios no se le “ocurrió” crear a Jesús, sino que
es engendrado de la esencia misma de Dios, no es pensado como una persona
intermedia entre el mundo y Dios, al ser generado de la misma esencia o
naturaleza de Dios, es Dios mismo y ha existido desde siempre pues la esencia
de Dios ha existido desde siempre(cf. Jn 1,1ss) por lo que si Dios es luz Él
también es luz. Repito la idea: Dios no decide “crear” a Jesús, Dios de su
misma naturaleza que es todo Amor engendró a Jesús no con un principio sino
como el principio de todas las cosas.
Pues bueno ¿Cómo se llega a estas
definiciones? Gracias a Arrio.
Arrio argumentó y defendió que
Dios no fue siempre Padre, cito textualmente del Padre Olegario (p.229) dos
puntos de su resumen de la doctrina arriana (en cursiva lo propio de la cita):
1.
Dios
siempre fue Dios, pero no fue siempre Padre, sino solo a partir del momento que
engendró al hijo. El problema con este argumento es que se le da al Hijo un
principio y ya decíamos que el Hijo ha existido desde siempre al igual que
Dios, por tanto Dios siempre ha sido Padre.
2.
El
hijo no procede del Padre como esencial y permanente origen sino a partir de la
nada. Lo que se produce de la nada es creación y Jesús no es creado, sino
que fue engendrado porque comparte la misma naturaleza de Dios, como lo vimos
más arriba.
Estas dos ideas expuestas son las fundamentales de la doctrina de Arrio, son algunas más, pero estas resumen perfectamente sus planteamientos.
Ante estos planteamientos de
Arrio, en el año 325 la Iglesia se reúne en el Concilio de Nicea y establece la
cristología que se profesa en el credo católico y que incluso las iglesias
fruto directo de la reforma de Martin Lutero (protestantes y calvinistas)
mantienen hasta hoy. Así de la fe de Nicea que luego se verá complementada en
el Concilio de Constantinopla, donde se reafirma lo dicho en Nicea y se amplía
en algunos elementos, se estructura lo que se conoce como el Credo Niceo –
Constantinopolitano.
¿Podemos pensar que la herejía de
Arrio quedó atrás?
Sí sin lugar a dudas desde la fe de la Iglesia, pero creo que la respuesta a esta
pregunta requiere de más análisis que las simples reflexiones en un “blog” a la luz de la práctica de muchos cristianos, sin
embargo a título personal considero que todavía hoy, muchos cristianos siguen
sin tener conciencia real de lo que se profesa al decir “…engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre” y en la
medida que esto no se comprenda es probable que en mucho de la formación o el
discurso que se da se puedan estar cometiendo inexactitudes con respecto al
tema y lo más peligroso aún, se esté afirmando o aceptando lo que otros dicen,
creyendo que es correcto cuando en el fondo es sino una, algo cercano a la
herejía arriana.
Pensar que no exista principio
sino una existencia desde siempre es algo que cuesta comprender entre las
fronteras de la mente humana, para el ser humano siempre es más sencillo partir
de un principio; esta dificultad que denota el pensar en lo eterno, ha hecho
que el cristiano se esconda detrás de ella creyendo que son temas que no deben
reflexionarse y con ello solo hemos dejado de saborear el gusto de adentrarnos
en Dios y comprenderle mejor. El misterio de Dios ciertamente insondable en su
totalidad existe, pero a través de Cristo, cumbre de la Revelación es posible
irle conociendo, no aceptar nuestra posibilidad de comprender tal misterio es
negar la totalidad de la Revelación y eso sí que es un problema.
Mi invitación es a darse un
tiempo para atender este tema en su reflexión personal, a combatir ese “ocio”
que en ocasión nos da pensar en estos temas, y de ser necesario acercarse a
quien ustedes consideren para poder profundizar y comprender mejor, pues como
dije las letras de un blog son insuficientes. Para los lectores Católicos el
numeral 465 del Catecismo de la Iglesia resume lo hasta ahora dicho.
He querido iniciar por la herejía
arriana porque sin duda marcan un antes y un después en la dogmática y
específicamente en la cristología, sin embargo como ya lo mencioné existe otras
antes y después de Arrio, que les propongo ir conociendo gradualmente en las
próximas semanas.
Paz y Bien.
JAVC.
Cita:
Olegario, GONZALEZ. “Cristología”, ed. BAC, 2008.
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