Llama la atención la lectura de
algunos versículos del libro de Joel este próximo miércoles de ceniza y dado
que rara vez este libro aparece en la liturgia, aprovecharemos para
contextualizar un poco sobre él.
Iniciemos diciendo que su fecha
de composición no está definida y va desde autores que lo ubican en el siglo IX
a.C (Credner, Bic, otros) en el siglo
VII o VI a.C y aquellos que lo datan hacia el 400 a.C (Vatke, Schokel, otros).
La exégesis actual se inclina por esta última fecha.
Con respecto al autor los
especialistas han llegado a inclinarse por pensar en un solo autor, no
precisamente presencial, es decir no es Joel mismo quien escribe sino que el
libro lleva el nombre del personaje principal de los eventos que se narran, es
una creación literaria con la que profetiza.
El libro tiene un tema central:
una terrible plaga de langostas que es un riesgo inminente para la agricultura
del pueblo (1,2-13), junto a esta terrible plaga hay otra menor, la sequía
(1,14-20) y esas plagas juntas hacen pensar en una peor “porque está cerca el
día del Señor” (1,15).
Cuando el juego imaginativo
inicia Joel ve en la plaga de langostas un ejército aguerrido y ordenado que
conquista la ciudad (2,1-11).
Tal catástrofe pone al pueblo en
una situación de conversión profunda, que exige de todos una jornada de ayuno y
penitencia para lograr la compasión divina (2,12-17), esta es precisamente la lectura que se hace el miércoles de ceniza.
Las razones para colocar esta lectura en la liturgia de la palabra son obvias
es un llamado a la conversión que tendrá respuesta más adelante pues en 2,12-19
pues a partir de un oráculo Dios pondrá fin a la plaga y a la sequía y las
bendiciones tradicionales regresan a la tierra.
A partir de esta acción de Dios
Joel coloca el evento de forma poética en un nivel de categoría religiosa es el
“día del Señor” momentos de la historia en los que Dios interviene libremente,
haciendo juicio, salvando o castigando.
Hacia el final del libro, Joel
desarrolla una poesía profética de la forma en que Dios ha salvado a su pueblo
y coloca algunos otros elementos políticos, económicos y sociales.
La lectura del libro de Joel
puede verse guiada con el siguiente comentario de Schokel y Sicre [1]
Joel participa de la idea de que el día del
Señor es terrible. En comparación con él, la plaga de la langosta y la sequía
son males pequeños. Pero Joel está convencido de que el “Señor es compasivo y
clemente, paciente y misericordioso y se arrepiente de las amenazas”(2,13) Para
él la catástrofe presente no es signo de un castigo mayor. Anticipa una era de
bendición y salvación para el pueblo.
Joel es una historia de
esperanza, inicialmente revestida de una tragedia agrícola fruto del “pecado
del pueblo” como es común en la teología posterior al exilio, por ello es
necesaria la penitencia y el ayuno, pero el mismo Joel sabe que el “dia del
Señor” (que es una figura no para hablar de un día en sí mismo sino de la acción
de Dios) ha de ayudarles y salvarles de tal catástrofe; pero en ese día puede
darse lo bueno o lo malo, dependerá de lo que el pueblo haya hecho, en el caso
de Joel, quizás contrario al concepto de “día del Señor” en Jeremías y
Sofonías, será un día de bendiciones, tal cual sucede pues las plagas son
exterminadas por Dios.
Joel es el libro profético que de
alguna forma nos muestra la fuerza del ayuno y la penitencia a los ojos de
Dios, es un ayuno y penitencia que “mueve el corazón de Dios” para lograr las
bendiciones de Este.
Este próximo miércoles cuando
escuchemos la primer lectura, esta de Joel 2,12-18, recordemos que lo que ahí está
sucediendo es que Joel está a través de un oráculo pidiendo que el pueblo haga ayuno y penitencia para eliminar el terrible
evento de las plagas que consumen la ciudad, las cuales han llegado porque el
pueblo se ha olvidado de Dios y sus mandatos, por ello escucharemos que dice “…volved a Yahvé, vuestro Dios, porque él es
clemente y compasivo, lento a la cólera y rico en misericordia…” (2,13b).
No pretendo hacer relación con
las otras lecturas de miércoles ni explicar la cuaresma y su razón de ser,
tanto litúrgica como bíblica pues estoy seguro en las homilías del día los
responsables lo harán, tampoco pretendo hacer interpretaciones del libro de
Joel aplicadas a la vida del cristiano, solo me propuse compartirles algunas
ideas sobre el contexto del libro, pues por lo general es lo que menos se
explica y por tanto lo que menos se entiende en el correcto contexto.
Espero que una mejor comprensión del libro de Joel ayude
a su reflexión a partir del Evangelio de miércoles que nos invita a una actitud
de reflexión durante estos próximos cuarenta días.
Saludos,
JAVC.
[1] L. Alonso Schokel; J.L Sicre, “Profetas II”.
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