Pero independientemente de lo anterior, sea o no ipssisima verba,
el dato Revelado nos muestra que Jesús hizo referencia al tema de la cruz,
quizás no como fue interpretado a la luz del acontecimiento pascual, sino
dentro del contexto histórico en el que Él se encontraba.
stauro.n tiene
una acepción muy interesante, puede entenderse como “sufrimiento hasta la
muerte”, mucho ligada a lo que representaba la crucifixión en mano de los
romanos, que era un acto que de inicio a fin implicaba sufrir. Jesús como
cualquier otro judío de la época conocía esa realidad y se valdría (como en
tantos casos) de ella para dejar su mensaje.
Pero releer este texto como que Jesús nos llama
al sufrimiento sería una antítesis de su mensaje de Salvación, no haría
sentido. Más bien el análisis del texto parece indicar que “la cruz” en la que
piensa Jesús son
las dificultades que de inicio a fin lleva el seguimiento cristiano y no
como la piedad ha marcado, una vida de sufrimiento como si esa cruz fuese una
carga por nuestras culpas. Los versículos 22 y 24 reafirmarían lo dicho. El
seguidor de Cristo “sufre” en tanto seguir a Cristo es no ir en el mismo
sentido que muchos van. Y esto da pie para poder interpretar la palabra
“negarse a si mismo” que está antes en el versículo y que no refiere a una
renuncia de lo que se es (esto sería anti-cristiano) sino a un descubrimiento
de lo que realmente se es de cara a las propuestas ideológicas que puedan
llegar a nuestra vida.
Cuando el cristiano “se niega a sí mismo” es
porque da prioridad en su vida al mensaje de Cristo sobre cualquier otro y
entonces una vez que eso sucede una “cruz” es decir una serie de dificultades
se le han de ir presentando cada día por el hecho natural de ir “contra vía”
según la visión de muchos. La cruz que Jesús menciona no es de tristeza, no es
un peso que se lleva en el hombro y con lágrimas, la cruz de Cristo es
ciertamente enfrentar las dificultades e incluso nuestras fallas, pero con la
alegría de saber y vivir la salvación que ya hemos recibido; ya la cruz de
nuestros pecados fue llevada por Él, no nos toca a nosotros, a nosotros nos cae
la responsabilidad de enfrentar el día a día desde la Salvación y sus
inherentes obligaciones y no desde la condenación, de esta forma como dice
el texto habremos de perder nuestra vida por Él que no es otra cosa que realmente
vivir.
Cristo nos invita a seguirle no a la ligera. Sino tomando en cuenta la realidad que nos rodea: las circunstancias, nuestras obligaciones. El seguir a Cristo no es evadir la realidad, sino asumir esa realidad con la determinación de que sea penetrada por sus enseñanzas y transformada por medio de la luz y la verdad. Tomar la cruz con determinación, coraje, valentía, cualidades del apóstol, del que verdaderamente sigue al Maestro.
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