"En el principio existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio junto a Dios, todo se hizo por ella y sin ella nada se hizo"Jn 1,1-3b

lunes, 17 de febrero de 2014

La Catedra de San Pedro


Me he dispuesto a escribir sobre este tema, aún y conociendo que puede tocar fibras sensibles, pero lo hago porque como Católico tengo no solo el derecho de hacerlo sino el deber, teniendo claro que no pretendo absolutizar mi posición y menos aún someter la del otro a la mía.

Hablar del principio petrino [1] es eclesiología en su más pura expresión, no puede comprenderse el tema de la sucesión de Pedro sino se tiene clara la base teológica-dogmática que le desarrolla, ciertamente no haremos exposición acá del tema y en todo caso creo ser el menos capaz para hacerlo.

Sin embargo hay que reconocer que el papado tal cual lo conocemos nosotros hoy es un tema muy reciente, quizás de mayor evolución a partir del Vaticano I (1869) y por su puesto radicalmente diferente a partir del Vaticano II (1962) y digo radicalmente diferente porque la eclesiología cambia a partir de este y si esta cambia el papado también.

Desde Juan XXIII iniciador del Vaticano II a la fecha han pasado por la Cátedra de Pedro: Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XIV y ahora Francisco, sin embargo Pablo VI ha de reconocerse como el continuador y quien logró dar fin al Vaticano II, Juan Pablo I durará 33 días como Papa, lo que nos deja en la línea de sucesión a dos: Juan Pablo II y Benedicto XVI, Francisco lo veremos por aparte.

Durante años tuve el honor de leer gran cantidad de reflexiones de curas y no curas sobre las profundas palabras de Juan Pablo II y Benedicto XVI, era común ver como se compartían frases o en ocasiones reflexiones profundas sobre todo en cuanto a la eclesiología en el Magisterio de estos dos Papas, que hay que reconocer hizo pocos cambios en lo que a la famosa pirámide eclesial se refiere. La esencia era la misma, en la parte alta el Papa y abajo, seguidor de toda la estructura “el pueblo” (llamado laical), cuando una lectura adecuada del Concilio ha de demostrar que esa pirámide solo tomaba sentido cuando su fin último es el servicio. Debo dejar claro que esto no es un llamado a la “anarquía eclesiológica”, pues ha de aceptarse que una organización sin estructura está destinada al fracaso, la estructura no solo es necesaria sino imprescindible para el sano funcionamiento de cualquier grupo social.

Sin embargo el profundo nexo que se creó en los primeros años de cristiandad (sobre todo a partir del edicto de Milán 311 d.C y la ratificación de Teodosio 380 d.C) entre el Emperador y la “jerarquía eclesiástica” sentó bases muy fuertes en cuanto al papel de los anteriormente llamados “príncipes de la Iglesia”, logrando en algunos momentos llevar al papado y al obispado a una situación con rasgos de “divinidad” sumamente peligrosos.

Vaticano I no logra hacer una diferencia en el tema por el contrario promulgará la “Infabilidad Papal”, sin embargo habrá que reconocer que a partir de León XIII sí empieza a gestarse de forma muy gradual un cambio a lo interno de la Iglesia, en mucho apoyado por los movimientos bíblicos y litúrgicos que se desarrollaban por entonces que detonarán el Vaticano II.

 No obstante, el papado y la “estructura jerárquica” siguieron siendo el centro de atención de la Iglesia, al menos hasta la llegada de Francisco quien diría con claridad “La Iglesia ha sido muy vaticano centrista debe volver a su esencia”. Esta continuidad en la visión tan piramidal de la Iglesia no fue claramente debatida en el Magisterio de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, someras menciones, pues a título personal considero que incluso la Christifideles Laici de Juan Pablo II no solo se quedó corta sino que creó más diferencia entre “clero y laicado” (terrible separación de lo que debería ser Iglesia) lo mismo que documentos como Eclesia in America y otros dirigidos a su clero. De Benedicto XVI si uno lee una de sus últimas frases “El poder en la Iglesia es esencialmente servicio”, podría asumirse que algo intentó, pero difícil saberlo por ahora, magisterialmente su densidad teológica es poco lo que deja entrever al respecto.

Les contaba que constantemente escuchaba o leía menciones a estos dos Papas, sin embargo desde la llegada de Francisco, muchas de estas personas que escribían o hablaban han dejado de hacerlo, es como si algo incomodara, como si algo no les calzara.

Habrá que decirlo con claridad, las estructuras de poder durante tantos años construidas parecen ahora ceder a la esencia de la Iglesia, el servicio y el amor; iluso sería pensar que Francisco habrá de eliminar “jerarquías”, es más no lo veo ni sano ni correcto, lo que sí es cierto es que le está dando otro “sabor” para algunos dulce, pero para otros incluso del gremio de “pastores” muy muy salado, casi amargo. Ciertamente la Iglesia habrá de replantearse de frente al avance de las investigaciones teológicas la forma de interpretar datos de la Sagrada Escritura frente a muchas cuestiones, el principio petrino habrá de ser una de ellas.

Francisco ha roto la continuidad de sus antecesores, su eclesiología no es ni misionera ni teológica, para Francisco la Iglesia es comunidad y los “jerarcas” deben oler  a ovejas, la Iglesia no está dentro de un templo o un salón, está en cada lugar donde un católico está presente, Francisco está claramente optando por una Iglesia cuyo centro es Cristo y no un hombre o un nombre.

La Cátedra de Pedro está cambiando y está cambiando no porque la Iglesia requiera un cambio, cambia porque la Iglesia de hoy requiere volver a su esencia, quiéranlo o no muchos sectores conservadores, y no solo está cambiando, va a cambiar, el proceso ha iniciado no sé si usted y yo lo veremos, pero ya no se puede detener, Francisco ha hecho “girar la bola”. Hoy la Iglesia y en especial la nuestra, la de Costa Rica debe empezar (digo empezar pues no percibo cambio) una profunda reflexión sobre su modelo pastoral, sobre la eclesiología que misiona, es un proceso doloroso, muchos habrán de pasar por el fuego de la “humildad” otros muchos ya están preparados, pero lo cierto es que para que lo que en Roma se dice tenga efecto, todos los Católicos tenemos que hacer seria reflexión y entender que las cosas están cambiando, basta leer la Evangelii Gaudium (La primera y reciente encíclica de Francisco) y darse cuenta que lo que viene es fuerte y hay que irse encaminando hacia ello la pregunta es ¿Cuántos están dispuestos?.

La zona de confort de muchos se terminó, la tierra sin fallas sísmicas que evitaba temblores ha desaparecido, en la Iglesia se está gestando un nuevo modelo, querido por muchos poco esperado por otros, la eclesiología del Vaticano II empieza a germinar, ahora es cuestión de tiempo.

Espero con ansias la homilía de Francisco este próximo Sábado 22, Fiesta de la Cátedra de Pedro, no tengo la más mínima duda de que el mensaje será revelador. Espero con ansia también que muchos como lo mencioné arriba que escribían sobre lo que decía Juan Pablo II o Benedicto XVI retomen su sana práctica, ahora bajo la simpleza y franqueza de Francisco.

Paz y Bien

JAVC

[1] Sígase en este caso las exposiciones sobre el tema de Von Balthasar, desarrollador del concepto y sus justificaciones teológicas; por ejemplo su libro “El complejo anti romano”.

domingo, 2 de febrero de 2014

La cuestion de los salmos y el salterio


Los salmos, ¿Quién no ha leído uno o parte de este? ¿Quién no ha escuchado a alguien referirse a ellos? Sin lugar a duda son una parte fundamental de la experiencia de fe, su belleza y su “fácil” aplicación a los acontecimientos de hoy, le hacen para muchos la lectura favorita de la Biblia. Pero lejos estamos de vivir el verdadero sentido de estos, porque los salmos son la oración de fe de un particular para un momento específico, a primera vista no identificamos su naturaleza, porque usted y yo concebimos a las personas, el mundo y a Dios, diferente de aquel quien lo compuso, lo que no significa que no lo hagamos bien, simplemente que no es tan sencillo poder comprender el motivo de los salmos “de entrada”, porque son muy heterogéneos[1] y su realidad debe ser atendida con atención.

La palabra “Salmo” que hoy utilizamos nos viene del griego, de la versión de los LXX, que llamó a este conjunto de poemas psalmos (yalmo,j) a la hora de traducir el sustantivo hebreo mizmor que significaba “canto” pero un canto que se ejecuta con acompañamiento musical. Pero en la Biblia hebrea este no es el nombre de estos poemas, en ella se le llama Tehllim (cantos de alabanza, himnos) o Sefer Tehllim (libro de cantos o de alabanzas), que en todo caso es el fin de la oración salmódica, el alabar a Dios.

Otro nombre se le ha dado a los salmos, el de “salterio”. El nombre de salterio también viene de la versión de los LXX pero de otro códice[2]. La palabra “salmo” aparece en el Códice B (Vaticano) pero en el Códice A (Alejandrino) se le llama a esa parte “psalterion” (yalth,rion) que traduce la palabra hebrea nebel que significa “instrumento de cuerda” (el arpa, con seguridad) indicando el instrumento que se usaba para cantar los salmos. En todo caso ambos nombres “salmos” y “salterio” se usan indiferentemente, quizás el segundo con características más litúrgicas, pero no es definitivo.

Con respecto a los autores de los salmos, habrá que decir que estamos ante pseudonimia o bien ante autores anónimos, pero que atendiendo a la introducción de la Biblia de Jerusalén, esto no debería indicar una completa desvinculación a la tradición de los autores que se indica, sin embargo será una relación en todo caso indirecta, en cuanto a su fecha, habrá que referirse al estudio de cada salmo para poder definirlo pero en general se identifican 5 libros dentro de los salmos y posibles fechas de datación, por lo que se podría hablar de un “Pentateuco salmódico”,

Libro
Colección
Nombre Divino
Contenido principal
I (1-41)
(preexílico)
Davídica mayor
J
Súplica, confianza, acción de gracias.
II (42-72)
(716-686/609 a.C)
Hijos de Coré (h.49)
Davídica menor (h.72)
E
Culto, Templo, Sion; ídem a I.
III (73-89)
(716-686/609 a.C)
Asaf (h.83)
Hijos de Coré (h.89)
E (h.83)
J (h.89)
Didáctico sapiencial
Canticos Sion, suplica.
IV (90-106)
(s. III-II h 200 a.C)
 
J
Salmos de Yahvé rey (93;96.-99)
Salmos aleluyáticos (104-106)
V (107-150)
(s. III-II h 200 a.C)
David (108-110; 138-145)
J
Salmos aleluyáticos (111-136; 145-150)
Salmos graduales (120-134)

 

Si usted ha puesto atención a partir del Salmo 8 empieza un juego con la numeración de los salmos, como este: Salmo 11 (10); la razón para esta variación se encuentra en la estructuración de los salmos que da la Biblia Hebrea en el Texto Masorético (TM)  y la versión griega (G)  de los LXX.

Por lo general la base de numeración de las Biblias, es la biblia hebrea pues es la fuente original de los salmos (escritos en hebreo), de suerte que la numeración fuera de paréntesis se refiere al TM y la que está entre paréntesis a G. La causa de esta división es principalmente litúrgica o bien del uso que de los salmos se hizo a nivel de la alabanza en medio de las dos versiones, los ajustes son los siguientes:

TM
G
TM
G
Sal 1-8
Sal 1-8
Sal 116,10-19
Sal 115
Sal 9-10
Sal 9
Sal 117-146
Sal 116-145
Sal 11-113
Sal 10-112
Sal 147,1-11
Sal 146
Sal 114-115
Sal 113
Sal 147,12-20
Sal 147
Sal 116,1-9
Sal 114
Sal 148-150
Sal 148-150

 

Como puede observase G une los salmos 9 y 10 así como 114 y 115 de TM, pero divide en dos los Sal 116 y 147 de TM, es en esos puntos donde se hace la diferencia.

Todos los salmos llevan un título “cabecera”, este particular es todo un mundo de análisis, para lo cual remitiríamos a las obras especializadas (ej. véase cita 138), al respecto es importante decir que las versiones originales no tenían estos “títulos” sino que es algo que se agregará después, para los siglos III-II a.C ya se evidencian algunos de ellos. Hoy la mayoría de las Biblias titulan todos los salmos, sin embargo en LXX y Vulgata los salmos 19 y 20 no lo tienen lo mismo que alrededor de 24 salmos en TM. Por lo general en estos títulos han de encontrarse de variados tipos que por ahora mencionaremos y que hacen referencia sea al contenido sea al método de recitación:

Å      Títulos de carácter musical. (ej. Sal 4;5;6)

Å      Indicaciones litúrgicas. (Sal 120;134)

Å      Circunstancias históricas ( Sal 7;18)

Å      Lamentaciones (lamed auctoris) (Sal  73;50)

Con esto debemos tener presente que «No cabe duda que los salmos son fruto de una experiencia religiosa, aunque en ciertos casos sea imposible determinar con un grado aceptable de precisión su naturaleza, su objeto y las circunstancias que lo provocaron»[3].

Los géneros literarios de los salmos son variados, el siguiente cuadro podrá servir de breve presentación y de resumen:

Género
Sub género
Descripción
Ejemplo
Himnos
Himnos
Cantos de alabanza
 19;104
Salmos de realeza
Alaban la realeza de Yahvé
47;93
Cánticos de Sion
Se celebra la presencia protectora de Yahvé sobre Sion (Jerusalén)
46;84
Súplica
Individual
Oración intensa a Yahvé
38;88
Penitenciales
Dolor por los pecados
51; 130
Colectivos
Oración intensa a Yahvé
74;79
Confianza
Demuestran la fe en medio de las dificultades
23
Acción de gracias
Acción de gracias
Oración intensa a Yahvé
118
Salmos Reales
Realismo mesiánico
Exaltan la figura del Rey como prototipo mesiánico
45
Salmos sapienciales
Meditativos
Enseñar el camino de la sabiduría
1
Históricos
Meditaciones sobre la obra de Yahvé en la historia.
78
Liturgias
Peregrinaje
Alegría del peregrino al llegar a Jerusalén.
95
Ingreso y proféticas
Utilizados al ingresar al Templo
15
Requisitoria o juicio
El juicio de Dios contra los impíos
52
Alfabéticos
Acrósticos, cripto-acrósticos
Juego con las letras del alfabeto hebreo para formar el orden de este o bien palabras.
111

 

Con la información dada, se puede tener una mejor comprensión del basto mundo de los salmos, que sin lugar a dudas requieren de una dedicación profunda para poder conocerles; sin embargo no puede negarse la fuerza de estos para quien hoy en día se acerca a ellos como nos dice Gruson

 

Ciertamente, no se pueden rezar los Salmos sin cierto aprendizaje, pero todos los creyentes pueden ser aprendices en este terreno: les basta con dejarse arrastrar, pacientemente, por esos caminos que recorren los creyentes, judíos y cristianos; son caminos seguros que llevan a Dios. ¿Por qué no confiar en estos caminos que siguió el mismo Jesús? ¿No hizo él suyas las quejas y las alabanzas de sus hermanos de Israel? ¿No encontró en estos salmos las palabras para decir al Padre su confianza, su gozo y su súplica?[4]




[1] No hay duda que la monumental obra de Hans-Joachim Kraus, “Los Salmos” I y II, son una de las mejores referencias en español para el estudio individual del salterio completo. La única desventaja es el uso que del hebreo realiza el autor, lo que hace de la obra, de consulta casi para personas con dominio de esa lengua, aunque muchas ideas pueden ser apreciadas sin necesidad de ello.
[2] Los códices se llaman a las diferentes copias de la Biblia o parte de estas que se han hallado, códice sinaítico, códice vaticano, alejandrino, etc.
[3] Morla, VICTOR, “Libros sapienciales…”,p.293
[4] Philippe Gruson, en la introducción al libro de Matthieu Collin “Los Salmos”